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Mitos sobre la lactancia materna

 


Alrededor de la lactancia materna se han construido diversos mitos que muchas veces ponen en riesgo su éxito. Es común que se transmitan de generación en generación, y por eso es importante saber cuáles son para derribarlos:


-Mito: no todas las mujeres producen leche de buena calidad
Realidad: diversos estudios han comprobado que incluso las madres desnutridas y que viven en situación de pobreza y precariedad extremas producen leche materna de calidad para sus bebés. No hay leche materna buena o mala, todas las madres producen la mejor leche para sus hijos.

-Mito: no todas las mujeres producen leche suficiente para satisfacer al bebé
Realidad: la cantidad de leche está regida por la oferta y la demanda, es decir que si se le permite al niño amamantar tantas veces como lo necesite, el cuerpo producirá la cantidad de leche necesaria.


-Mito: siempre hay que darle al bebé de los dos pechos en cada toma
Realidad: es importante dejar que el bebé termine de tomar de un solo lado, incluso si después rechaza el otro, porque la última leche, que es la que tiene más calorías, se obtiene a medida que el pecho se va vaciando. Si se lo cambia de lado antes de que él lo pida, puede que no quede satisfecho o no suba de peso adecuadamente.  

-Mito: si los pechos están blandos es porque tienen poca leche
Realidad: durante las primeras semanas de vida del bebé, el cuerpo está adaptándose, y para que no falte leche, fabrica mucho más de lo necesario. Una vez que la glándula mamaria comienza a adaptarse a la demanda del bebé, ajusta la oferta en base a ella. Por eso, alrededor de los 3 meses las madres pueden empezar a sentir que sus pechos están más blandos que antes y pueden pensar que no están produciendo leche, sin embargo, esto no es así: ahora, la leche se produce por un reflejo de eyección que se activa minutos después de que el bebé empieza a mamar.

-Mito: luego de una cesárea la leche tarda más en bajar
Realidad: aunque la producción a “gran escala” de leche materna puede tardar entre dos y cuatro días después del nacimiento, comienza a prepararse una vez que la placenta se separa del útero, y esto sucede tanto en un parto vaginal como en una cesárea. Mientras tanto, el calostro es la fuente principal de alimentación del bebé. Lo que a veces puede dificultar la lactancia en el caso de una cesárea son otros aspectos como la anestesia, el dolor, la incomodidad y las dificultades para establecer el contacto mamá-bebé lo más pronto posible.  Por eso, es importante tener en cuenta estos aspectos para apoyar a la mamá y ayudarla de manera tal que pueda establecer una lactancia satisfactoria.

-Mito: hay que espaciar las tomas para que el pecho se “recargue”
Realidad: el cuerpo de la mamá que está dando el pecho siempre está produciendo leche. Cuanto más vacío está el pecho, más rápido trabaja el cuerpo para producir leche. Por el contrario, cuanto más lleno está, más lenta es la producción. Si la madre espera a que sus pechos se “llenen” para amamantar a su bebé, puede que el cuerpo perciba esto como una señal de que se está produciendo demasiada leche y, por lo tanto, disminuya la producción. Por eso, lo importante es dar el pecho a demanda, sin horarios ni restricciones, hasta que el bebé y la mamá encuentren su propio ritmo.

-Mito: si el bebé llora es por hambre, porque la leche materna no le alcanza
Realidad: el llanto del bebé no siempre indica hambre. Hay otros factores que pueden hacerlo llorar, como por ejemplo la necesidad de contacto, los cólicos, el sueño, etc. Si se piensa que llora porque se quedó con hambre como primera y única opción, el éxito de la lactancia correrá peligro. Por eso, antes de sacar conclusiones apresuradas, es importante evaluar junto al médico si el bebé está creciendo bien, si realmente es necesario un suplemento o si su llanto se debe a otras razones.

-Mito: si el bebé nació con bajo peso hay que darle leche de fórmula para que crezca mejor
Realidad: el cuerpo de la madre está preparado para producir la cantidad de leche que su bebé necesita para crecer bien y sano. La leche materna proporciona todos los nutrientes, vitaminas y minerales que un bebé necesita para el crecimiento durante los primeros seis meses de vida.

-Mito: si el bebé está tomando el pecho y no aumenta de peso hay que darle leche de fórmula
Realidad: muchas veces las madres interpretan que su bebé no aumenta de peso porque no se está alimentando bien, sin embargo, es importante hablar con el pediatra antes de sacar conclusiones apresuradas o de incluir leche de fórmula. En la mayoría de los casos, el bajo peso responde a un consumo insuficiente de leche materna producto de horarios estrictos, una inadecuada succión o un problema orgánico del niño.

-Mito: los bebés amamantados no duermen bien a la noche
Realidad: los patrones de sueño del bebé no tienen que ver con que si es alimentado con pecho o con leche de fórmula, sino con su madurez cerebral. El sueño es un proceso evolutivo que cada bebé transitará a su ritmo.  Por otro lado, la leche de fórmula es más difícil de digerir que la leche materna y esto puede producirle al bebé algunas molestias intestinales que pueden despertarlo en las noches.

-Mito: si solo salen gotitas del pecho es porque se tiene poca leche
Realidad: muchas veces se cree que si solo salen algunas gotitas de las mamas al estimularlas manualmente, no se está produciendo suficiente leche. Sin embargo, al poner al bebé al pecho él succiona con un ritmo y eficacia capaz de sacar más que “gotitas” y esto es difícil de percibir por la madre. Por otro lado, durante las primeras 48hs de vida el bebé necesita solo unas gotas de calostro para alimentarse hasta que se produzca la bajada de la leche. Ante la duda, el mejor parámetro es el peso del bebé y su crecimiento adecuado, siendo el pediatra el encargado de evaluarlos.  

-Mito: las mujeres con pecho pequeño no pueden amamantar
Realidad: el tamaño del pecho no influye en la producción de leche materna. Todos los pechos, sean grandes o pequeños, sirven para alimentar al bebé ya que la producción de leche materna está relacionada con la demanda del bebé y no con el tamaño del pecho.

-Mito: los pezones chicos impiden la lactancia
Realidad: teniendo en cuenta que el bebé se prende a la areola, no al pezón, lo importante es lograr una adecuada adhesión boca-pecho, más allá de la forma o el tamaño del pezón. En caso de que la forma de los pezones dificulte la lactancia a causa de molestias o dolor, con el asesoramiento adecuado esto es reversible en la mayoría de los casos y no condiciona su éxito.

-Mito: la leche materna pierde su capacidad nutritiva luego de los 6 meses
Realidad: la composición de la leche materna va cambiando en base a las necesidades y madurez del niño, y gracias a sus propiedades no hay ningún alimento tan completo que pueda reemplazarla. La Organización Mundial de la Salud y UNICEF recomiendan lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses, y lactancia materna continuada durante dos años o más, junto con una alimentación complementaria segura, adecuada desde el punto de vista nutritivo y apropiada para la edad, a partir del sexto mes. La leche materna es la fuente primordial de alimentación del bebé durante los dos primeros años, a pesar de la complementación con otros alimentos a partir de los 6 meses.


-Mito: si la madre está enojada, asustada o triste no debe dar el pecho
Realidad: el estrés o miedo extremo puede aletargar el flujo de leche, pero se trata de una respuesta temporal del organismo ante la ansiedad, que es totalmente reversible.

-Mito: si la madre está embarazada de otro bebé debe dejar de amamantar
Realidad: continuar con la lactancia o no durante el embarazo es una decisión personal. A menos que exista una contraindicación médica, es posible dar el pecho durante todo el embarazo y después del parto amamantar a los dos bebés; esta forma de realizarlo se denomina “lactancia en tándem”.

-Mito: si la madre está enferma no debe dar el pecho y si sigue lactando no puede tomar medicación
Realidad: si la madre está enferma (gripe, resfriado, tos, etc. ) puede seguir amamantando utilizando un barbijo o pañuelo para proteger a su bebé. En ningún caso hay que interrumpir la lactancia materna, ni separar al bebé de la madre. El pediatra será quien determine cuáles son las medidas preventivas para cada caso en particular y los medicamentos que se pueden consumir.

-Mito: una vez que se interrumpe la lactancia no se puede volver a amamantar
Realidad: si por alguna razón la madre no pudo amamantar a su bebé o decidió interrumpir la lactancia para alimentarlo con leche de fórmula, puede volver a intentarlo en algún momento. Con una técnica adecuada y apoyo, tanto las madres como los bebés pueden retomar la lactancia.

-Mito: si no se pudo amamantar al primer bebé, tampoco se podrá amamantar al segundo
Realidad: no haber podido dar el pecho al primer bebé no es razón suficiente para no poder con el segundo. Muchas veces, la imposibilidad de amamantar está relacionada con hechos circunstanciales que no tienen por qué repetirse en una segunda experiencia. Lo importante es tener en cuenta este antecedente y, si la mamá desea amamantar, buscar apoyo y asesoramiento para prepararse adecuadamente.

-Mito: al menstruar no se puede seguir amamantando
Realidad: cuando la alimentación con lactancia es exclusiva (sin complementos o sólidos), es muy frecuente que la mamá no tenga el período menstrual por varios meses. De todos modos, si la madre está con el período, puede continuar amamantando ya que esto no afecta la calidad de su leche, ni tampoco es una razón para destetar.

-Mito: la falta de leche o la baja producción se hereda
Realidad: la cantidad de leche que produce el cuerpo no tiene que ver con la suerte o la herencia, sino con la frecuencia con la que se da de mamar al bebé. Lo importante es buscar ayuda y asesoramiento si hay temor o dudas de que no se pueda establecer la lactancia. El hecho de que nuestra madre no haya podido amamantar, no significa que nosotras tampoco podamos. 

-Mito: para producir leche hay que consumir leche
Realidad: ningún otro mamífero toma leche para producir leche. Por otro lado, es conveniente no aumentar el consumo de lácteos habitual en la madre, porque esto está relacionado con alergias en el bebé (por las proteínas de la leche de vaca que pasan directamente a la leche materna); para hacer frente a la demanda de calcio en esta etapa, lo mejor es que la madre aumente su consumo de verduras, frutas, cereales y proteínas, evitando aumentar el consumo de lácteos.

-Mito: darle el pecho muy seguido predispone a la obesidad
Realidad: la lactancia materna reduce el riesgo de padecer distintas enfermedades crónicas entre las que se cuentan la obesidad. La leche materna proporciona todos los nutrientes, vitaminas y minerales que un bebé necesita para el crecimiento durante los primeros seis meses de vida; el bebé no necesita ingerir ningún otro líquido o alimento durante esta etapa. Además, la leche materna lleva los anticuerpos de la madre, que ayudan a combatir las enfermedades. 

-Mito: si tengo mellizos o gemelos no podré darles el pecho
Realidad: para amamantar a múltiples es importante contar con apoyo, contención, paciencia y persistencia. Aunque lo más importante es el deseo de amamantarlos. Durante el embarazo, el cuerpo se va preparando para alimentar a dos bebés y lo más recomendable es iniciar la lactancia lo más pronto posible después del parto. En este momento el reflejo de succión del bebé es muy fuerte, lo cual facilita el amamantamiento.

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