Características del bebé: 2 años y 6 meses (30 meses)
Ahora es posible que juegue más tiempo solo sin llamar tu atención y que recree distintas situaciones de la vida cotidiana con los juguetes, como hacer hablar a las muñecas entre ellas, acostarlas, darles de comer, que los autitos frenen ante un semáforo imaginario, etc.
¿Por qué le cuesta compartir? Es normal que a esta edad no quiera compartir y juegue solo, aunque esté al lado de otros niños. Más adelante, los amigos irán cobrando mayor importancia en su vida, podrá desarrollar juegos con ellos y comprenderá que para jugar con otros es importante compartir. Mientras tanto, no hay que obligarlo a prestar ni castigarlo por no hacerlo; lo mejor es reforzar su comportamiento de manera positiva halagándolo cuando presta y explicándole que si quiere el juguete de otro niño debe preguntarle antes, de manera que vaya comprendiendo lo que significa compartir.
Cuando el momento de juego haya terminado es importante que ordene. Podés plantearlo como un juego más diciéndole, por ejemplo, “a ver quién junta más juguetes”, o, “a ver quién junta los juguetes más rápido”, etc.
También puede ayudarte con otras tareas de la casa, siempre dentro de sus posibilidades. A esta edad ya son capaces de tirar la basura en el tacho, regar las plantas, poner las servilletas y llevar el pan a la mesa, ponerse los zapatos, dejar la ropa sucia en el canasto, ayudar a colgar la ropa lavada alcanzándote cada prenda o los broches, limpiar con un trapito algo que se derramó, etc. Es posible que necesite más tiempo para hacer las cosas y que en un principio no las haga perfectamente, pero es importante no subestimarlo ni apurarlo, no hacer todo por él y darle cada vez más oportunidades acordes a su edad para que colabore.
¿A qué jugamos?
A los disfrazados: a esta edad les gusta disfrazarse porque así experimentan diferentes roles recreando el mundo que tienen a su alrededor y además expresan sus emociones con mayor facilidad. A los dos años tratan fundamentalmente de imitar a sus padres, comenzando a copiar sus manera de vestir, hablar o alguna tarea que realizan. No hace falta comprar disfraces caros o de personajes infantiles. Guardá en una caja o canasto prendas que ya no utilices para que tu hijo pueda disfrazarse con ellas. Sombreros, carteras, pañuelos de colores, alguna corbata y camisa, anteojos, algún vestido o camisón, delantales y cualquier otro elemento o prenda relacionada con la ocupación o profesión de los padres suelen ser grandes inspiradores de estos juegos.
Rompecabezas: imprimí varias imágenes o dibujos de animales u objetos que le gusten como pelotas, autitos, muñecas, etc. Pueden ser en colores o en blanco y negro para que él se encargue de colorearlas. Pega cada una sobre un cartón o cartulina y recortalas en cuatro partes. Invitalo a armar los rompecabezas mientras te cuenta qué es cada cosa.