Características del bebé: 2 años y 8 meses (32 meses)
“Mamá, ¿por qué llueve? ¿Por qué moja el agua? ¿Por qué hay sol?…” La famosa edad de los “por qué” suele darse entre los 2 y los 4 años y tiene que ver con el desarrollo del pensamiento e inteligencia de nuestro hijo, que empieza a conocer e interpretar el mundo a través de la comunicación con los adultos. Más allá de que tantas preguntas puedan ser agobiantes, es importante responderlas con paciencia. Te contamos más sobre esta etapa.
Así como está explorando el mundo que lo rodea, también explora su propio cuerpo, y en este reconocimiento es normal que se toque los genitales o que tenga curiosidad por ver los de otros niños. Lo ideal es no poner una "penitencia" ni retarlo por tocarse o si lo encontramos mirándose o tocándose con otro niño porque si lo retamos estaremos generando un tabú donde no debería haberlo. La curiosidad por el cuerpo del otro es normal –sobre todo si es del sexo opuesto- y lo más conveniente es decirle: "¿Viste cómo es el cuerpo de las nenas/de los varones? Es distinto al tuyo" y proponerle una actividad que le interese, como pintar o buscar algún juguete, para trasladar su atención a otra cosa. Si vemos que se toca, por ejemplo, estando en una reunión familiar podemos explicarle que eso es algo que se hace en la intimidad y, acto seguido, distraerlo con otra cosa.
¿Ya reconoce algunas letras o números? Es habitual que se interese por las letras y los números y comience a reconocerlos a tan temprana edad. Para estimular este conocimiento, siempre que él se muestre interesado, podemos pedirle que nos señale la inicial de su nombre mientras le leemos un cuento o contar juntos a modo de juego, por ejemplo, cada escalón mientras subimos unas escaleras o la cantidad de autitos o peluches con los que está jugando. Como aún no comprende totalmente el concepto de número, tal vez no llegue a contar más de tres objetos aunque, por ejemplo, sepa contar de memoria hasta 10.
¿A qué jugamos?
A los bolos: con los rollos de cartón de las servilletas, por ejemplo, podés crear los bolos o pinos (10 o los que tengas) y agruparlos formando un triángulo. La pelota puede ser de plástico o hecha con medias. Invitalo a lanzar la pelota por el piso hacia los bolos; festejen y cuenten cada bolo derribado. Luego explicale que es tu turno, volvé a poner los bolos en triángulo y jugá vos de manera que vaya aprendiendo a esperar el suyo.
A la pelota: sentados frente a frente o en círculo, si son más de dos, jugar a lanzarse la pelota uno a otro. Puede ser una pelota liviana de manera que le resulte más fácil atraparla. Si ves que le resulta muy fácil probá distanciándote para lanzarla de más lejos. Este juego lo ayudará a practicar la coordinación ojo-mano.