Cuando el bebé llora, inmediatamente ponemos en práctica algunos recursos, casi siempre, guiadas por el instinto y el sentido común.
Uno de los miedos de las mamás primerizas es no saber reconocer el llanto de su bebé ni poder distinguir si se trata de hambre, dolor de pancita o simplemente incomodidad por tener el pañal sucio.
Identificar la causa del llanto no es tarea sencilla, pero tampoco imposible. A medida que el bebé crece lo vamos conociendo y ese conocimiento nos permitirá tener las herramientas necesarias para calmarlo.
Mientras tanto, y hasta que ese momento llegue, esta guía de preguntas puede ser de mucha utilidad para tranquilizar a nuestros hijos:
1) ¿Tendrá hambre?
La principal causa por la cual lloran los bebés durante las primeras semanas de vida, es el hambre.
Cuando esto sucede los bebés suelen llevarse las manos a la boca.
2) Verificar si tiene el pañal sucio
Algunos bebés son más sensibles que otros y apenas tienen el pañal sucio lloran manifestando su molestia. A otros bebés, sin embargo, no les molesta tanto.
Si llora, vale la pena revisarlo y de ser necesario, cambiarle el pañal.
3) ¿Podría tener frío o calor?
Este podría ser otro motivo por el cual los bebés lloran.
Si la temperatura es baja, habrá que abrigarlo para que su cuerpo se mantenga tibio. Si en cambio la temperatura es elevada, conviene usar vestimenta liviana o simplemente dejarlo en pañales.
Es difícil determinar a qué temperatura debe estar el ambiente del bebé. Para la mayoría de los recién nacidos, la habitación debe estar a 24 °C aproximadamente. Si se lo abriga demasiado, sentirá calor, y seguramente sudará.
La temperatura ambiente correcta es cuando las manos y pies del bebé están frescos y el resto del cuerpo, tibio.
4) Tiene sueño
A veces los bebés están cansados pero no pueden conciliar el sueño y esto les genera fastidio, por eso lo manifiestan llorando.
A medida que vayamos conociendo más al bebé sabremos cuál es la manera en que le gusta que lo hagan dormir.
Hamacarlo en brazos, mecerlo en su cochecito, ponerlo en su cuna cantándole una canción y/o darle un masaje, pueden ayudar a dormirlo.
Si bien hay bibliografía sobre el sueño del bebé que sugiere que desde muy temprana edad los niños pueden aprender a dormirse solos, no es conveniente poner en práctica estos métodos con un bebé recién nacido ya que aún no tiene la capacidad de aprender de esta experiencia.
El recién nacido está aprendiendo, experimentando y conociendo este nuevo medio que lo rodea: nuevos olores, sonidos, sensaciones. Lo apropiado en esta etapa es brindarles seguridad y contención.
5) Intentar que haga un provechito
Cuando el bebé eructa, libera el aire que ha tragado al comer. A veces los bebés lloran porque necesitan eructar o como se dice habitualmente “hacer un provechito”.
Para que eructe hay que colocar al bebé (puede ser sentado o en brazos) para que esté erguido con su tronco derecho.
Esto facilitará la salida del aire. Darle palmaditas suaves en la espalda, es una acción opcional que puede ayudar a la salida del aire.
6) ¿Serán cólicos?
Es muy frecuente que durante los primeros tres meses de vida los bebés tengan cólicos. Son molestias relacionadas con el aparato digestivo, aún inmaduro, que provocan dolores de panza, retorcijones o gases.
Si bien los cólicos son poco evitables, al menos podemos ayudar al bebé con las siguientes técnicas:
- Observar su succión y corregirla en caso de que trague mucho aire al amamantar. Esto ayudará a que tenga menos gases.
- Realizar movimientos suaves con sus piernitas (movimiento de pedaleo o de bicicleta).
- Colocarlo boca abajo, sobre el antebrazo de quien lo sostiene.
- Masajear su pancita con movimientos circulares.
- Bañarlo en agua tibia, siempre y cuando ya se le haya caído el cordón. El baño suele relajarlo.
- Mecerlo y arrullarlo.
7) ¿Querrá estar en brazos?
Cuando un bebé está a upa se siente contenido, confortado, comprendido, comunicado y unido a sus padres. El recién nacido necesita sentir el calor y el olor de su mamá, papá o de la persona que lo está criando.
No hay que tener miedo de “malcriarlo” al responder de inmediato a su llanto ya que de esta manera se crea un vínculo basado en la comprensión.
8) Verificar si le molesta algo de su ropita
Si el llanto del bebé persiste y no se calma conviene sacarle la ropa y verificar que no haya nada que lo está molestando, por ejemplo, alguna etiqueta dentro de la ropa que pudiera estar raspándolo, un cierre o botón presionando sobre su piel.
O alguna picadura de insecto, una erupción en la piel, etc.
9) ¿Puede ser que le duela algo o se esté por enfermar?
Cuando el llanto persiste, los padres comienzan a sospechar que llora porque podría tener algún dolor, por lo tanto, es conveniente llamar al pediatra y comentarle la situación.
Antes de llamarlo quizás sea conveniente tomar su temperatura para saber si tiene fiebre y poder proporcionarle esta información al pediatra.
¿Qué hacer si el bebé sigue llorando?
Si verificaste lo anterior y tu bebé sigue llorando podés probar:
- Llevarlo a dar un paseo, un poco de aire fresco a veces hace que el bebé se relaje.
- Darle un baño
- Envolverlo en una mantita como un “paquetito” copiando el modelo que utilizan en las maternidades y hospitales a los recién nacidos. A algunos bebés les gusta estar envueltos porque se sienten contenidos como cuando estaban acurrucados y calentitos dentro de la panza.
- Poner música suave o cantarle una canción
- Llamar al pediatra
En general, el momento en que el bebé llora más es entre el primer mes y los dos meses de nacido, y a esa edad, puede resultar difícil tranquilizarlo. También resulta difícil dejarlo llorar en su cuna, no sólo porque es muy chiquito aún para aprender a calmarse sino porque sus padres tampoco toleran escucharlo llorar. Por lo tanto, no es recomendable intentarlo.
Hay que aceptar que es normal que llore y que los padres sepan que tienen la capacidad para calmar.
Paradójicamente, cuando esto ocurre, comienza a tranquilizarse. Esta adaptación puede prolongarse hasta el tercer mes. Pasada esta etapa, los niños suelen llorar mucho menos.
Un consejo de otros padres:
Escuchar llorar a nuestro bebé sin poder calmarlo puede ser muy estresante. Si sentís que la situación te desborda no esperes a estallar y animate a pedir ayuda a quien consideres que podrá hacerlo.
Los bebés no vienen con un manual bajo el brazo y aprender a conocerlos lleva su tiempo. Para el bebé también es un aprendizaje conocer este nuevo ambiente, este nuevo lugar luego de haber estado en la panza.
Tené paciencia porque todo pasa, aunque no parezca, más rápido de lo que uno imagina.